11 de agosto de 2008

PISTOLAS

Foto: Lucía Benítez
Estambul. Turquía. 2003
Foto: Lucía Benítez
Bac Ha. Vietnam. 2006

Foto: Lucía Benítez
Cádiz. España. 2008

Foto: Lucía Benítez
Can Tho. Vietnam. 2006

4 comentarios:

Celeste dijo...

Apuntar a otro ser con un arma, usar la fuerza contra él, es un estado del corazón. Cuando estás en él esa "sin razón" te manda...no puede ser de otra forma. Porque desde fuera, no se puede entender que suceda.
Verdaderamente, somos complejos. Mucho.
Lo que más me asusta, es pensar si en las mismas circunstancias, haríamos lo mismo.

Unknown dijo...

Pero son necesarias? Seguro que es pura utopía pero no dejo de plantearme si no será más fácil que no existan. Sin embargo, están siempre presentes, incluso en lugares donde pensamos que no existen.
Cuando no queda razón, queda la fuerza, las armas, el dominio, el poder.

Anónimo dijo...

Practicamos constantemente métodos de agresión que son balas, sin salir de ningún arma de fuego: disparamos con la mirada, con los gestos, con las acciones de poder, con las palabras, con los silencios. Continuamente.
Si no existieran las armas, la agresión seguiría presente de igual modo. Matar no es solo quitar físicamente la vida a alguien. Es quitar ilusiones, quitar confianza, quitar autoestima, quitar impulsos, quitar esperanzas…es también, dejar que mueran solos.
La no agresión, sólo la practican los que han llegado a la convicción de que no es necesario defender su postura, su forma de vida, su punto de vista "su razón" ante la de los demás.
Difícil meta sin duda, pero no una utopía.
(Pequeñas gotas de agua sumadas, pueden formar una corriente)

Perdona por extenderme Lucía, es un tema que me desata.

Unknown dijo...

Me encanta que te extiendas sobre todo porque dices una gran verdad; la agresión está siempre ligada al poder y a los privilegios. En el fondo, son esos argumentos los que la sostienen. Y tienes razón, da igual si hay armas si lo que se mantiene es la agresión.